En entradas anteriores os hablaba de esta tarea:
A partir de un artículo muy hermoso del escritor griego Theodor Kallifatides (De padre a hijo) publicado en El País, le pedí al alumnado de 3º de ESO que, después de leerlo, se inspirase en él para emularlo. La idea era que, dirigiéndose a un ser querido, cada uno transmitiese una enseñanza importante para la vida.
De hija a madre
Me trajiste a este mundo hace casi quince años. Durante este tiempo hiciste todo lo que se le puede pedir a una maravillosa madre: criarme, protegerme y, sobre todo, darme muchísimo cariño. Gracias a ti y a mi padre, que sois los pilares fundamentales de mi vida, poco a poco me estoy convirtiendo en una persona adulta.
Sé que has pasado por situaciones muy dolorosas con la pérdida de dos de tus seres más queridos y con la enfermedad de mi abuelo. A medida que voy creciendo entiendo ese dolor y por eso intento transmitirte felicidad, mi apoyo, y motivarte para que veas las cosas buenas, para que no estés tan triste, pues me duele mucho verte así.
Tienes que pensar que me das lo mejor de ti, como hicieron mi abuela y mi bisabuela por ti, y como yo intentaré hacer en un futuro si tengo hijos. Es ley de vida y ahora tienes que ser más fuerte que nunca pues todavía tienes que enseñarme muchas cosas.
Intenta disfrutar de lo bueno de la vida, que eso compense la tristeza de lo malo y piensa que, gracias a ti y a todo tu amor, yo soy feliz y disfruto contigo.
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